Siempre se habla mucho sobre las consecuencias de dormir tarde en los adultos, (deuda de sueño, somnolencia en el día, tendencia a la obesidad, menor performance neurocognitiva, etc.), pero ¿qué pasa con los niños? Además de las opiniones ajenas, se habla poco sobre este tema, ¿por qué? Te cuento algunos datos de una investigación que se hizo con niños de 2 años en una comunidad de Japón, en la que se estudió la relación entre el horario de dormir tarde y los problemas de sueño.
Los resultados en los niños que se dormían tarde (22:00 h en adelante) fueron los siguientes:
– Mostraron un horario de dormir en la noche más irregular.
– Menor cantidad de horas de sueño nocturno.
– Mayor dificultad para iniciar el sueño y sostenerlo.
– Mayor resistencia a dormir.
– Problemas en la mañana para despertarse.
Sobre las opiniones ajenas
Escucho muchísimas familias que son cuestionadas porque optan por dormir temprano a sus niños y sienten que tienen que “luchar” contra las opiniones ajenas.
Esto se ve mucho en Argentina, donde culturalmente no está muy instalado el concepto de dormir temprano (sin ir más lejos, en Argentina los programas de televisión del prime time -el horario de más audiencia- son muy tarde).
En esto está muy en juego el factor cultural, y claro que tiene importancia, pero por otro lado el reloj biológico que regula a los niños no sabe de costumbres.
Qué hacer con las opiniones
Sea cual sea el horario que cada familia elija para dormir a sus niños, considero que no debe ser cuestionado ni opinado. Es fundamental el respeto por las decisiones de crianza. Cada familia tiene el derecho de elegir el horario de sueño que mejor se adapte a sus circunstancias y necesidades.
Si tu hijo se duerme "tarde", pero vos observás que tiene un buen descanso, durante el día se muestra de buen humor, nada de qué preocuparse.
Por otro lado, sé que en épocas de vacaciones el horario suele extenderse, la clave está en no exagerar, ya que la deuda de sueño se acumula.
Contame, ¿opinaron sobre la hora de dormir de tus hijos/as? ¡Podés escribirme en mi Instagram contándome tus experiencias!
Por último, si querés conocer la investigación de la que hablé, acá la podés leer.