¿Te preguntaste alguna vez por qué tu hijo/a tiende a levantarse temprano a la mañana, incluso antes de las 6 a.m.? Si las madrugadas se volvieron comunes en tu casa, es posible que haya una razón detrás de este patrón. Hoy exploramos cinco posibles causas que podrían explicarlo y qué hacer al respecto.
Hora de acostarse demasiado tarde
Aunque pueda parecer contradictorio, acostar a los/as niños/as demasiado tarde no necesariamente hace que duerman más por la mañana. De hecho, si tu hijo/a va a la cama después de las 8 p.m., es posible que su cuerpo se despierte más temprano debido a la fatiga acumulada. Un horario más temprano para dormir puede ayudar a que tengan un sueño más prolongado y reparador.
Siestas de baja calidad o insuficientes
La calidad y la cantidad de sueño diurno son fundamentales para el descanso nocturno. Si tu hijo/a no está teniendo siestas adecuadas durante el día, es probable que esto afecte su sueño de la mañana. Asegurate de que sus siestas sean regulares y de calidad, ya que un sueño diurno deficiente puede hacer que se despierte más temprano de lo que debería. Acá podés leer “La clave para una buena siesta”.
Sobrecansancio antes de dormir
Este es otro factor que puede llevar a tu bebé a levantarse temprano. Si el tiempo entre su última siesta y la hora de acostarse es demasiado largo, tu hijo/a puede llegar a la cama sobrecansado, lo cual dificulta que duerma de manera continua durante toda la noche. Monitoreá sus rutinas para encontrar un equilibrio y evitar estos períodos de sobrecansancio.
Entrada de luz en el cuarto
La luz es un potente regulador del sueño. Durante las estaciones en las que amanece temprano, incluso un pequeño rayo de luz en el dormitorio puede estimular a tu hijo/a a despertar. Considerá usar cortinas opacas o persianas que bloqueen la luz para mantener el ambiente oscuro hasta que sea hora de levantarse.
Hambre matutina
Dependiendo de la edad de tu hijo/a, es posible que se despierte temprano debido al hambre. Asegúrate de que esté consumiendo suficientes calorías durante el día para evitar esta situación. Sin embargo, si aún requiere alimentarse durante la noche, es importante identificarlo para ajustar las rutinas de alimentación según su desarrollo.
¿Lo/a acostás dormido/a completamente?
Por último, si acostás a tu hijo/a completamente dormido/a o si el ambiente en el que está cambia durante la noche (por ejemplo, se duerme con la luz encendida y luego se apaga), esto puede afectar su capacidad para volver a dormirse al despertar en la madrugada. Tratá de que se duerma de forma más autónoma para que pueda autorregularse cuando se despierte.
Recordatorio final
Los/as niños/as entre los 4 meses y los 6 años necesitan un promedio de 10 a 12 horas de sueño nocturno para un desarrollo óptimo. Establecer una rutina de sueño adecuada y cuidar los detalles mencionados puede ayudar a que tanto tu hijo/a como vos y tu familia tengan un descanso más reparador. Si querés tener más herramientas a la hora de enfrentarte a esas rutinas de sueño, podés sumarte a nuestros cursos o tener una consultoría, ¡estamos para ayudarte!